¿Sabíais que se dice que a mediados del siglo XVIII, el rey de Polonia encargó a su cocinera, llamada Madeleine Paulmier, la elaboración de una receta inédita para sorprender a sus invitados?. Ella creó unos pastelitos redondeados, pequeños y esponjosos. Los comensales quedaron encantados así que el rey les dió el nombre de "madeleines" que pronto se hicieron populares.
Otras fuentes sitúan su origen en los caminos hacia Compostela. Al parecer, una joven, llamada Magdalena, preparaba estos dulces, con forma de concha, para repartir a los peregrinos y así su fama se fue extendiendo por todos los caminos de Santiago.
Sea como fuere, la realidad es que las magdalenas son un dulce de todos conocido y siempre apetecible pero, si además de jugosas llevan en medio unas deliciosas pepitas de chocolate, como éstas sacadas del nº 7 de la revista Lecturas Postres, (con alguna variación), la tentación, amigos chocolateros, se triplica.
Ingredientes:
2 huevos
200 gr de azúcar
240 gr de harina
240 ml de leche
200 ml de aceite de oliva suave
Un chorrito de esencia de vainilla
1 sobre de levadura Royal
125 gr de pepitas de chocolate
Preparación:
Batir muy bien el aceite con 175 gr de azúcar (con el resto espolvorearemos cada magdalena antes de llevarlas al
horno)
Aparte batir los huevos y añadir
la leche y la vainilla.
Mezclar las dos preparaciones y añadir la harina tamizada con la levadura.
Cuando todo esté bien
integrado, añadir las pepitas sin revolver mucho para que no se vayan
rápidamente al fondo, reservando unas pocas para la decoración.
Echar la masa en los moldes con
un cucharón pequeño y adornar con las pepitas restantes y un poco de azúcar. Si
los moldes son de papel rizado, mejor meterlos a su vez en otros rígidos para
que no se abran demasiado con el peso de la masa.
Hornear a 180º unos 15 minutos
hasta que la superficie esté dorada.
Cuando al meter un palillo
salga seco, sacar del horno y dejar enfriar sobre rejilla.
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