martes, 20 de octubre de 2015

Castañas en almíbar

Ya está aquí el otoño, tiempo de preparación para el frío del invierno. Tiempo de magostos y de aroma de leña crepitando en la chimenea después de tantos meses de inactividad, tiempo que sugiere sofá y mantita y un te humeante mientras ves una peli o dejar que te vaya venciendo el sueño oyendo caer la lluvia tras los cristales.... Y esos días de sol, de paseos entre árboles que se visten de colores inimaginables: amarillos, rojizos, mostazas, beiges, tiempo de setas y olor a montaña.... ¿quién dijo que el otoño no tiene encanto? 

Esos días grises de lluvia, me gusta meterme en la cocina y preparar aquellos dulces que requieren más tiempo: roscones con sus levados correspondientes, mermeladas y confituras, conservas en almíbar, ¡hay tanto que se puede preparar para  disfrutarlo más adelante cuando ya no lo tenemos tan a mano!

Una de esas conservas son las castañas en almíbar que hoy os presento. Ví una foto muy sugerente en Pinterest que  me llevó al blog "la cocina de frabisa", que tiene unas recetas espectaculares, de ahí la saqué, aunque la preparación la hice un poco a mi manera. Elaboré un almíbar con azúcar blanco, luego con azúcar moreno y finalmente con una mezcla de ambos que fue la que más me gustó. Una cosa sí que tengo que deciros: ya os podéis armar de paciencia, porque pelar las castañas una por una con todo cuidado para que no se rompan lleva mucho tiempo.

Las castañas, una vez hayan reposado en el almíbar (mínimo durante un mes), se pueden tomar tal cual o utilizarlas  para adornar tartas o acompañar una carne como guarnición. Cuanto más grandes las podáis conseguir, mejor.










Ingredientes:

-          1 kg de castañas
-          400 gr de azúcar normal
-          400 gr de azúcar moreno
-          400 ml de agua
-          1 palito de canela


Elaboración:

Lavar bajo el grifo de agua las castañas y, sin pelar, ponerlas a hervir en una olla con agua fría que las cubra.



Cuando empiece a hervir, dejarlas así en el agua unos siete u ocho minutos.




Apagar el fuego y dejar las castañas en el agua caliente. 




Ir sacándolas del agua, de tres en tres, con una espumadera, para poder pelarlas sin que se enfríen porque cuando más frías están más difícil será quitarles la piel. Cuidado que queman bastante.




Hay que pelarlas con sumo cuidado porque han de quedar enteras, si se rompen ya no sirven, se pueden utilizar para otras preparaciones pero no para envasar.
Según las vamos pelando las vamos reservando en un plato.




Si se nos enfría el agua de vez en cuando ponemos de nuevo la olla al fuego un par de minutos para que coja temperatura otra vez y así poder pelar las castañas con más facilidad.

Cuando las tengamos todas preparadas las reservamos y preparamos el almíbar echando el agua con el azúcar y la canela en una olla que pondremos al fuego. Cuando hierva bajamos la temperatura y la dejamos hirviendo suavemente hasta que obtengamos un almíbar  medianamente denso (lo que nos llevará unos quince o veinte minutos).






Llenamos los botes (que previamente habremos esterilizado haciéndolos hervir en agua  durante 15 minutos) con las castañas y luego les ponemos el almíbar. Cerramos con la tapa y colocamos todos los botes en una olla grande con agua fría que los cubra y los esterilizamos dejándolos hervir durante veinte minutos.

Dejamos los botes en la olla hasta que se enfríe el agua y luego los sacamos y almacenamos en sitio seco y alejado de la luz.











martes, 6 de octubre de 2015

Tiramisú con frambuesas

La época de frambuesas, moras y arándanos frescos es corta por eso, siempre que puedo conseguirlos, me gusta congelarlos para disponer de ellos más adelante, cuando ya no hay en la huerta o el mercado, como las frambuesas de esta receta, provenientes de una planta que tiene mi suegra en su huerta y que llevan como mes y medio en mi congelador.

Hacía mucho tiempo que no preparaba un tiramisú y hojeando el nº 12 de la revista Lecturas Postres, encontré esta receta que me pareció muy atractiva así que me puse a ello, quería saber qué tal casaría ese punto de acidez de la fruta con el sabor agridulde de la crema y el amaretto...

El resultado fue una mezcla ligera y refrescante, nada empalagosa. Yo lo tuve poco tiempo en el frigorífico y no me quedó todo lo consistente que debería, así que os recomiendo que lo hagáis de víspera. Otra cosa, no os paséis ni un poco con el licor. Se trata de que resulte una mezcla "perfumada" no que el sabor del licor oculte los demás sabores.







Ingredientes:

-          Una tarrina de frambuesas (sobre 250 gr)
-          500 gr de queso mascarpone
-          4 huevos
-          200 gr aprox de bizcochos de soletilla
-          125 gr de azúcar
-          200 ml de café preparado
-          cacao puro en polvo Valor
-          1 copita de  amaretto o de brandy

Preparación:

Cascar los huevos separando las claras de las yemas.

Montar las claras a punto de nieve y reservar en la nevera.

Mezclar las yemas con el azúcar hasta que hayan blanqueado.



Añadir el queso y batir la mezcla hasta integrarlo.


Añadir las claras con una espátula, con movimientos envolventes y suaves.



Mezclar el café con el licor.

Mojar los bizcochos de soletilla en la mezcla de café y licor  e ir colocándolos en un recipiente con forma cuadrada.



Disponer sobre ellos unas frambuesas (reservar  tres o cuatro para decorar luego)  y cubrirlas con la mitad de la crema de queso.





Colocar encima otra capa de bizcochos mojados en café y taparlos con el resto de la crema.




Espolvorear sobre ella cacao al gusto.




Tapar con film transparente y meter en la nevera de seis a ocho horas.

Antes de servir decorar con el resto de las frambuesas y una hojita de menta.