No podían pasar los carnavales sin probar algunos de sus dulces típicos: orejas, filloas, flores.... Este año me centré sólo en preparar orejas. También probé las filloas pero fueron las de una amiga, Chela, que las hace finísimas y muy ricas.
La noche del pasado sábado, en una cena-baile de disfraces, pregunté a mis compañeros de mesa a ver quién sabía de una buena receta de orejas de carnaval, porque aunque ya hay una publicada en este blog que podéis ver aquí, quería intentar otra nueva, y Rosa -Rosita para los amigos- me dijo que ella las hacía por la receta del libro "La cocina gallega" de mi admirado Álvaro Cunqueiro, las famosas "Orellas da Vicenta". Como yo tenía ese libro en casa que, junto con "Las 1080 recetas" de Simone Ortega, es uno de mis más queridos y consultados libros de cocina, (cuando aún no existía aquí Internet y yo ni soñaba con que me saliera ni medio bien un humilde bizcocho), el domingo me puse manos a la obra.
Reduje las cantidades a la mitad porque creí que serían muchas orejas para los pocos que éramos pero.... lo que son las cosas, estaban tan ricas que tuve que repetir la faena, más me hubiera valido seguir las indicaciones del maestro y poner las cantidades dobladas, en fin....
Reconozco que me pasé de la raya, porque son viciosísimas, así que esta semana seré buena y no probaré ni un dulce para compensar el desmadre jaja.
La receta os la pongo con las cantidades reducidas, tal como yo la hice.
Ingredientes:
-
400
gr de harina
-
1
huevo
-
50
gr de manteca de vaca
-
½ vaso
de agua templada
-
½ vasito
de anís
-
pizca
de sal
-
Azúcar
y canela para espolvorear al final
Preparación:
Derretir la manteca de vaca en el agua
templada y mezclar con el huevo.
Añadir el anís y la sal y mezclar todo bien.
Incorporar la harina a cucharadas.
Amasar bien hasta que la masa no se pegue
a las manos.
Hacer una bola con ella y dejarla reposar
media hora.
Estirar mucho la masa hasta que quede tan
final como un papel y cortarla en piezas rectangulares.
Freirlas en aceite de girasol muy
caliente pero sin que llegue a humear. Colarlo de vez en cuando si es necesario.
Hacerle la forma de oreja con un tenedor
Darle la vuelta cuando estén doradas y vigilar
que no se quemen.
Sacarlas del aceite y ponerlas sobre una
fuente con papel absorbente.
Espolvorear con el azúcar mezclado con la canela en la proporción de cuatro cucharadas de azúcar por una de canela.
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