¿Habéis probado u oído hablar de esta famosísima tarta? proviene de una receta original de Santiago Rivera, del restaurante "La Viña" en la parte antigua de San Sebastián. Según él cuenta, buscó varias recetas y, mirando entre todas ellas, creó esta maravilla que lleva veintisiete años preparando en su restaurante y que está entre las diez mejores tartas de España. Es archiconocida por su cremosidad y la manera en que se deshace en la boca al comerla.
Ahora bien, hay que decir que es muy contundente porque lleva cinco ingredientes pero mucha cantidad de cada uno de ellos. Hay diversas variantes de esta receta. Yo la he intentado reduciendo cantidades y me gustó (fotos segunda y tercera). La vez siguiente le puse más cantidad y me gustó más (foto uno, ya se ve ahí un aspecto más cremoso). La próxima vez que la prepare voy a seguir a rajatabla la receta genuina y seguro que estará impresionante.
En casa les encantó a todos. Os animo mucho a probarla porque está buenísima para el poco trabajo que da, sólo hay que mezclar y hornear. Eso sí, hacedla de víspera porque así estará fría de la nevera y más sabrosa.
Os pongo la receta tal cual la hace Santiago Rivera y al lado, en cursiva, las cantidades que yo puse.
Ingredientes:
1
kg de queso crema (tipo Philadelphia) (yo 500 gr.)
500 ml de nata para montar (35% materia
grasa) (yo 200 ml)
400
gr. de azúcar (yo 200 gr.)
7
huevos (yo 4 huevos)
1
cucharada de harina de todo uso (yo 1/2 cucharada sopera)
Preparación:
Mezclar
el queso y el azúcar.
Seguidamente
añadir los huevos.
A
continuación añadir la harina
Y
finalmente la nata.
Ni
siquiera es necesario batirlos demasiado, sólo hasta que se integren todos los
ingredientes de forma homogénea.
Mojar
dos hojas de papel de horno, escurriéndolas bien, para que resulten más fáciles
de asentar en un molde desmontable.
Vaciar
la mezcla en el molde y hornear a 200º unos 45 minutos.
Veréis que sube mucho, pero luego bajará bastante, no os preocupéis.
Esta
tarta se queda como quemada por encima pero es normal. Cuando se mueva el molde
y esté ligeramente temblorosa en el centro, como un flan, ya está lista.
Apagar
el horno y dejarla diez minutos dentro con la puerta entreabierta para que vaya
perdiendo calor.
Luego
sacarla y dejarla en el mismo molde hasta que enfríe. Luego se pasa a la nevera
y no se desmolda hasta el momento de servir.
¡¡No me digáis que no apetece comerse un trozo!!
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