Seguro que os acordáis de aquellos pastelitos tan blandos y suaves que daba gloria comerlos. A mí me encantaban y siempre me quedaba con ganas de más.
Por casualidad me encontré con esa receta en el blog "2 Mandarinas en mi Cocina", que a su vez, nos remite al blog "Kanela y Limón", así que pensé que podría intentar hacerlos.
Seguí casi al pie de la letra la receta, excepto que al relleno no le puse miel y le aumenté la cantidad de nata, sin embargo no me quedó bien la cobertura, a mí me gusta más fina y crujiente y ésta me quedó gordita y blandengue pero fue culpa mía, me dí cuenta enseguida de que no me iba a quedar perfecta pero no era cuestión de tirar con el chocolate que, por otra parte, está igual de rico. Otro día los repetiré porque están buenísimos y seguro que me saldrán con mejor presentación.
Ingredientes para la plancha de bizcocho:
- 50 ml de leche
- 50 ml de aceite de girasol
- 4 huevos (separar yemas y claras)
- 70 g de azúcar
- 80 g de harina
- una pizca de sal
Para el relleno:
- 200 g de nata montada
- 80 g de leche condensada
Para la cobertura de chocolate:
- 200 g de chocolate para fundir
- 50 ml de agua
- 50 g de mantequilla
Preparación:
Primero vamos con la plancha de bizcocho, para ello mezclamos con unas varillas en un bol la leche, el aceite, las yemas, la harina, 20 g de azúcar y la sal.
Aparte, montamos las claras a punto de nieve y les vamos añadiendo los 50 g de azúcar restantes en tres veces.
Unimos ambas mezclas con movimientos envolventes y echamos la preparación en una bandeja de horno sobre papel vegetal.
Metemos la bandeja al horno precalentado a 160º durante 15 minutos.
Pasado ese tiempo sacamos la plancha del horno y la volcamos sobre otro pliego de papel vegetal.
Retiramos el que ha ido al horno y con el que queda enrollamos la plancha de bizcocho mientras está caliente y la dejaremos así hasta que se enfríe por completo.
Para hacer el relleno, montamos la nata y le añadimos cuidadosamente la leche condensada.
Una vez frío el bizcocho, lo desenrollamos y cubrimos con la crema. Volvemos a enrollarlo y lo metemos en la nevera una hora (yo, como tenía poco tiempo, lo metí media hora en el congelador).
Pasado ese tiempo, lo sacamos y cortamos en rodajas que colocaremos sobre una rejilla con un recipiente debajo para aprovechar luego el chocolate que vaya escurriendo.
Derretimos el chocolate en el microondas junto con el agua y la mantequilla
Bañamos las rodajas de pastel con el chocolate fundido
Volvemos a meterlas en la nevera hasta que la cobertura de chocolate endurezca.
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