Hace unos días, me di una vuelta por un centro comercial que tiene un poco de todo y donde, a veces, encuentro cosas interesantes para repostería. Este vez mirando y revolviendo encontré una aparatito que sirve para hacer, además de galletas de diferentes formas, también churros y me animé a comprarlo, nada caro por cierto. Por supuesto, en cuanto llegué a casa y tuve un rato ya quise probarlo y me dispuse a hacer churros, por primera vez en mi vida.
No hice ninguna cosa especial, ni siquiera saqué fotos del paso a paso (la próxima vez que los haga las sacaré) porque era sólo una prueba pero estaban tan ricos que al final me decidí a publicarlos.
Me fui a lo fácil que, por otra parte, es lo tradicional, así que, tres ingredientes básicos: agua, harina y sal, aceite para freir y azúcar para adornar. Lo que quiero decir es que, en casi nada de tiempo, con unos ingredientes tan a mano de todos, lo fácil que resulta hacer unos churritos para degustar con un buen chocolate y pasar la tarde con la familia o los amigos.
Y es que el buen tiempo todavía viene y va, o sea que, aún podemos disfrutarlos antes de que llegue el veranito y el calor de verdad.
Ingredientes:
1 taza de harina
1 taza de agua
1 cucharadita de sal
Preparación:
Poner a hervir el agua.
Cuando haya hervido,
retirar del fuego y echarla en un bol.
Volcar sobre ella la
harina mezclada con la sal.
Revolver con una cuchara
de madera sin parar, para que no se formen grumos, hasta que la masa se despegue de las paredes
del recipiente.
Hay que revolver fuerte y
en caliente porque es una masa densa y si se enfría será más difícil de
trabajar.
Meter la masa en una
churrera o, a falta de ésta, en una manga pastelera con boquilla de estrella.
Cuidado no quemarse porque estará caliente.
Id formando los churros
sobre una fuente o sobre papel vegetal. Podéis darle forma recta o darles forma
de redonda, ovalada, a gusto de cada cual.
Poned a calentar el aceite
a temperatura media alta y vais friendo los churros poco a poco para que no se
peguen unos a otros. Los podéis transportar de la fuente a la sartén sin
problema porque no se pegan nada.
Dejad que se vayan dorando
y comprobad que cogen color por todas partes.
Cuando estén los vais
depositando sobre papel absorbente.
Espolvoreadlos con azúcar
mientras estén calentitos para que se adhiera mejor.
¡Y a disfrutar!
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