Son una vuelta a la infancia porque las cristinas, -también llamadas bambas-, junto con las milhojas y los bollos de leche son los dulces que yo recuerdo en los escaparates de las pastelerías desde que tengo uso de razón. Y siguen estando ahí porque, ni el paso del tiempo, ni la repostería de vanguardia han conseguido desbancar este dulce sencillo y de fácil elaboración casera.
Se pueden rellenar tanto de nata, crema pastelera, trufa, y si me apuráis, incluso sin rellenar están riquísimas para mojar en el café. También se pueden cubrir con chocolate pero yo prefiero la versión tradicional.
Ingredientes:
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250
ml de leche
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50 g
de mantequilla en pomada
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500
g de harina de fuerza
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50 g
de azúcar
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30 g
de levadura de panadería
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1
cucharadita de sal
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2
cucharaditas de agua de azahar (optativo)
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500
ml de nata
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1
huevo
Preparación:
Calentar
la leche con la mantequilla y el azúcar. Cuando se haya derretido la
mantequilla retirar del fuego y dejar templar un poco. Añadir el agua de azahar
y la levadura en forma de lluvia. Reservar.
Hacer
un volcán con la harina y la sal. Añadir la preparación líquida en el centro e
ir mezclando y amasando hasta conseguir una masa suave y flexible.
Si
tenéis un aparato con gancho de amasar podéis hacerlo así:
Poner
en el bol de la amasadora la leche tibia, la levadura desmigada, la mantequilla, el azúcar
y el agua de azahar y mezclar en velocidad 2.
Añadir la harina mezclada con la sal y amasar en velocidad 2 unos minutos, luego subir a velocidad 3 y seguir amasando hasta conseguir una masa elástica que no se pegue a las paredes del bol.
En
ambos casos, una vez lista la masa, ponerla en un recipiente con el fondo engrasado
y dejarla reposar una hora y media en un lugar cálido y sin corrientes. Cuando
haya doblado su volumen, sacarla del bol
y desgasificarla amasándola un poco con las manos.
Hacer
bolas de unos 60 g aproximadamente cada una e ir colocándolas en una bandeja de
horno cubierta con papel vegetal aplastándolas un poco. Dejarlas reposar
tapadas con un paño una media hora.
Transcurrido
ese tiempo, pintarlas con huevo batido.
Meter
al horno precalentado a 180º hasta que adquieran un bonito color dorado (unos 15 minutos).
Dejarlas
enfriar sobre rejilla. Luego hacer un corte diagonal para que el relleno no se
salga.
Montar la nata con tres cucharadas de azúcar. Rellenar con ella las cristinas y espolvorearlas con azúcar glass.
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