Este pasado fin de semana no me fue posible preparar nada porque estuve fastidiada con un cuadro vírico que me tuvo de la cama al sofá y viceversa. Tenía pensado preparar un roscón de Pascua con una nueva receta para los que quisiérais intentarlo, pero se quedó en un mero proyecto, no estaba yo para postres.
Así que os voy a dejar aquí una receta, de esas que tengo por ahí sin publicar, muy sencilla, de un postre típico de la Semana Santa, como son las humildes y riquísimas torrijas. Con ingredientes que todos tenemos en casa se consigue un postre barato, nutritivo, sabroso y nada complicado.
Vamos a verlo.
Ingredientes:
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Una barra de pan del día anterior
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1
litro de leche
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3
huevos
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200
gr. de azúcar
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1
palo de canela
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La cáscara
de un limón
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Canela
en polvo
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Aceite
de girasol
Preparación:
Poner
a hervir la leche con 100 gr de azúcar, el palo de canela y la cáscara de
limón, sin la parte blanca para que no amargue. En cuanto quiera empezar a hervir, retirar del fuego y dejar entibiar para que vaya
infusionando.
Cortar
el pan en rebanadas
En
cuanto haya entibiado la leche, retirar el palo de canela y la peladura de
limón y empapar en ella las rebanadas de pan sin dejarlas mucho tiempo o se
ablandarán demasiado. Una vez estén empapadas pasarlas a una fuente para que
escurran un poco la leche.
Batir
los huevos
Calentar
el aceite en una sartén no muy grande para ir friendo las torrijas en poca
cantidad, así mantendremos mejor la temperatura del aceite.
Pasar
las torrijas por huevo batido, darles la vuelta y freirlas por ambos lados
hasta que estén doraditas.
Pasarlas
a una fuente con papel absorbente y después espolvorearlas con el resto del
azúcar mezclado con la canela molida.
Si
alguien prefiere sustituir el azúcar y la canela por miel, es mejor rebajarla
calentándola con un poco de agua y
dejando que ésta se evapore hasta conseguir un sirope con el que regaremos las
torrijas.
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