Como estamos en época de naranjas qué mejor que aprovecharlas para nuestros postres ¿verdad?
No quería hacer esta vez otra tarta sino algo más rápido y sencillo así que pensé en unas aromáticas magdalenas de naranja, si bien tengo en mente hacer alguna o algunas tartas con esta riquísima fruta de invierno que, siendo además como las de mi receta, totalmente ecológicas, maduradas sin prisas en el árbol y recién cogidas de la huerta, no hay excusa para no utilizar.
Una vez metidas mis magdalenas al horno, se me ocurrió que podía haberles puesto un poquito de licor Cointreau, que tiene un toque cítrico puesto que se obtiene de la destilación de cáscaras de naranjas dulces y amargas y le iría muy bien, pero ya era tarde para poder añadírselo así que por esta vez quedó así. Si tenéis la oportunidad de hacerlas y contáis con ese licor probad a echarle un chorrito y seguro que le quedará estupendo.
La piel de la naranja triturada con su zumo le da a estas magdalenas un sabor delicioso que alegrará vuestros desayunos y os aportará energía para empezar bien el día. ¡No dejéis de probarlas!
Ingredientes:
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300 gr de harina
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2 huevos
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2 naranjas medianas
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100 gr de azúcar
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60 ml de aceite de girasol
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70 ml de aceite de oliva
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1 sobre de Royal
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1 pizca de sal
Preparación:
Pelar la
mitad de una naranja y cortar la piel en
tiritas.
Exprimir las
dos naranjas y triturar el zumo con la ralladura de la piel hasta obtener un
puré.
Precalentar
el horno a 180º
Batir los
huevos con el azúcar hasta que la mezcla blanquee y quede muy fina.
Añadir el puré
de naranja y los aceites.
Finalmente
tamizar la harina con el Royal y la sal e ir añadiéndola a cucharadas sin parar
de batir hasta obtener una mezcla suave
y homogénea.
(Si tenéis
tiempo, dejad enfriar la masa en la nevera una media hora, eso ayudará a que las
magdalenas suban más. Yo no lo hice en este caso).
Después,
meter la mezcla en una manga pastelera y rellenar dos tercios de las cápsulas
de papel que habremos introducido dentro de unos moldes rígidos para que
conserven su forma tras el horneado.
Hornear
hasta que adquieran un color dorado en la superficie.
Sacar del
horno, enfriar sobre una rejilla y
espolvorear con azúcar.
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