Esta bonita charlotte, es una PRUEBA. La preparé para ver si me gustaba el resultado, para tomar después de una comida copiosa o una cena de fiesta, como será en este caso, ya que la voy a preparar para la cena de Nochebuena. Me gustó mucho y a una de mis "catadoras" también, así que aprobada.
En ésta, empapé los bizcochos con leche, pero en la siguiente lo voy a hacer con un almíbar de ron. Ya os contaré el resultado y subiré una foto de la definitiva.
Edito: No me gustó el almíbar de ron para esta receta, así que me quedé con la inicial, es decir, empapados en leche.
Resulta muy refrescante y ligera. Todos sabemos que en las fiestas de Navidad siempre se pasa uno un poco más de lo habitual a la hora de comer, así que mejor terminar la cena con un postre fresco como éste, que debe servirse bien frío. Se puede preparar la noche anterior, lo que nos reduce el trabajo para el día siguiente, y para la cena de Nochebuena o la comida de Navidad estará perfecto.
Ingredientes (molde 23 cm):
- Un paquete de bizcochos de soletilla
- Dos sobres de gelatina de limón
- 500 gr de nata para montar
- 1 tarrina de Philadelphia
- 125 gr de azúcar
- El zumo de dos limas (optativo)
- Leche para empapar los bizcochos.
Preparación:
Cortamos un trocito de uno de los extremos de los bizcochos para que se asienten bien en la base del molde (los míos quedaron un poco desiguales porque era una prueba y no me importaba mucho pero hay que tener cuidado en eso para que el resultado sea perfecto). Los mojamos apenas en la leche, por el lado liso que no lleva azúcar y que quedará colocado hacia el interior del molde. Si se nos caen vamos colocando también los bizcochos en la base, que ayudará a mantener en pie a los de los laterales. Los bizcochos de la base sí se empapan en la leche por ambas caras. Rellenar los huecos de la base con trocitos más pequeños. Así hasta colocar todo el lateral y base del molde. Reservar.
Vamos con el relleno:
Disolver los dos sobres de gelatina de limón en 150 ml de agua en un cazo. Llevarlo al fuego y dejar que se vaya calentando, sin para de revolver con unas varillas, a fuego medio, hasta que casi llegue a hervir. Retirar y dejar enfriar.
Entretanto, si el queso está muy compacto, batirlo un poco con un tenedor, para darle consistencia de crema más fluida. Reservar.
Montar la nata hasta que veamos que las varillas dejan marcas (lo que se conoce por picos blandos).
Cuando la gelatina esté tibia o haya enfriado del todo, añadirla en forma de hilo al queso crema.
A continuación, añadir esta mezcla a la nata montada, poco a poco, con movimientos envolventes para que no se baje.
Verter esta preparación en el molde, alisando bien la superficie. Taparlo con film transparente y llevar a la nevera toda la noche.
Al día siguiente, sólo nos quedará decorarlo. Se puede hacer con unos trozos de limón, como hice yo en ésta, o ponerle unos rosetones de nata alrededor y centro, etc. Eso ya es a vuestra elección.
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