Este fin de semana hice un nuevo
roscón, es un dulce que siempre se agota porque si no se come tal cual, aunque se seque un poco, vale para el desayuno y está riquísimo siempre.
Pero hace tiempo que quería probar nuevas recetas para conseguir más esponjosidad. Me puse a buscar por la red pero hay tanta información y tan
variada al respecto, que si me pusiera a practicar todo lo que estuve
mirando me convertiría en la gurú de las roscas, porque tendría material para hacer roscones y trenzados
durante todo el año.
Así que, tras navegar por
distintos blogs, ver vídeos y comparar recetas, cogí aquello que la mayoría
tienen en común, que son los tiempos de levado de la masa. Hice una media y saqué
mis propios tiempos así que, sin variar la receta que ya tenéis aquí, (en la sección de bizcochos)
únicamente le di más tiempo de reposo a la masa. El resultado fue espectacular:
suave, esponjosa y sabrosísima.
Os animo mucho pero mucho a que lo intentéis, de
verdad que no es nada difícil, sólo que no se puede hacer con prisas, hay que darle su tiempo. Sólo hay que mezclar ingredientes, amasar y…
esperar…., seguro que estará más rico que muchos de los que hayáis comprado.
Os
pongo aquí los tiempos que yo hice:
1.-
Masa madre (20 minutos) tal como
está en la receta.
2.-
Una vez mezclados los ingredientes y añadida la masa madre, amasé durante unos
diez minutos, estirando y doblando la masa sobre sí todo el rato.
3.-
La metí en un bol, tapada con un paño limpio de algodón, dentro del horno
tibio, puse 50º y apagué, (como en mi horno no puedo poner menos de 50º, abrí
un poco la puerta del horno para que bajase un poquiiiito la temperatura,
porque ya me enteré que 50º es excesivo para la levadura, pierde efecto)
4.-
Ahí se quedó tranquilita por tres horas,
incluso podían haber sido dos, pero yo la dejé una hora más. Al sacarla había
doblado con creces su volumen.
5.-
Como era por la noche, la saqué del horno, le dí un pequeño amasado para
desgasificar, volví a ponerla en un bol
tapada y la metí en la parte baja del frigorífico toda la noche (porque así, la levadura sigue haciendo su trabajo
pero de manera más lenta).
Para
mí, es la forma más práctica de preparar el roscón porque no me tengo que
quedar toda la tarde en casa esperando por él. Preparo los pasos del 1 al 5 por
la noche, cuando estoy en casa, y por la mañana los tiempos ya son cortos.
Además, si prolongamos un poco el tiempo de levado marcado en la receta tampoco
pasa nada. Cada uno tiene que planificar la mejor forma de hacerlo, contando
con los tiempos de espera.
6.-
Por la mañana la saqué del bol. Estaba impresionante de crecida. La dejé dos horas tal cual estaba, a
temperatura ambiente en un sitio libre de corrientes (porque tenía ocupado el
horno, que si no la habría metido en él).
7.- Dos
horas después la saqué del bol, le di forma al roscón y lo metí de nuevo tal
cual al horno tibio otra hora,
transcurrida la cual, pinté la superficie con huevo batido, (con mucha
delicadeza para no pincharlo), lo adorné con unas guindas y almendra picada, -porque
las frutas confitadas siempre quedan en el plato-, y al horno precalentado a
180º unos 25 min.
Ya
vi que según pasaban los minutos se iba poniendo hermoso. No le había puesto
aro en el centro y creí que se iba a cerrar del todo pero finalmente aún quedó un
huequecito.
Y
así tuve listo mi roscón, a la hora de comer, todavía calentito y fresquísimo.
No
os digo más.
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