Es tiempo de membrillos y como me regalaron algunos decidí hacer dulce de membrillo casero. Parece mentira que de una fruta dura y seca, que cruda resulta incomible, pueda salir un dulce tan aromático y exquisito.
Lo trajeron a España los griegos y romanos, que eran muy listos, y su uso culinario se popularizó allá por el siglo XII. Es muy versátil, con él se pueden preparar mermeladas, licores, compotas y gelatinas. en algunos países árabes lo usan como acompañamiento para carnes y asados.
Tiene múltiples propiedades: es astringente, antiséptico, antioxidante, cicatrizante.... aporta minerales y vitaminas, ayuda a mantener el colesterol y la presión arterial a raya, es diurético .... y muchas más cosas, pero sobre todo, tanto solo como acompañado de un queso de tetilla (o cualquier otro), está riquísimo. Pues no me he comido yo pocos bocadillos de queso y membrillo cuando era niña que digamos, y me sigue gustando a rabiar.
Enseguida se piensa: ufff engorda mucho. Pues ..... no tanto. Claro que lleva azúcar y el azúcar es calórico, pero su base es la fruta, que es natural, y por mucho que engorde siempre será menos que si te comes una pieza de bollería industrial, que esas sí que son calorías vacías y parece que la gente se la come con menos remordimiento.
La primera vez que lo hice no me quedó compacto, me salió una especie de mermelada espesa, como una confitura, que está igual de rica, pero yo quería que me cuajara más. Busqué docenas de recetas en internet y encontré otras tantas formas de hacerlo. De todas ellas saqué aquello que ví que se repetía más y definitivamente me quedé con la forma de prepararlo que os indico a continuación.
Haciéndolo así me quedó perfecto: consistente y requetedelicioso.
Día 26 de octubre de 2.015
Hago una aclaración a esta receta: Después de seguir buscando información y haber probado varias maneras de hacerla, finalmente me quedo con la más fácil e igual de rica, que es:
- Lavar los membrillos y trocearlos quitándoles la parte central que es la más dura. No hace falta pelarlos.
- Una vez limpios, pesarlos y ponerlos en una olla.
- Poner el mismo peso de la fruta, ya limpia, de azúcar, (yo le pongo 200 gr. menos para que no sea tan dulce)
- Dejar macerar toda la noche la fruta y el azúcar en la olla y añadir el zumo de un limón. A la mañana siguiente veréis que ha soltado mucho líquido.
- Poner la olla al fuego y dejar que se vaya deshaciendo el azúcar y cociendo la fruta. Quitarle un poco del líquido que suelta. Luego se le irá añadiendo si se va quedando seco, si no hiciese falta, os lo guardáis y os sirve para empapar un bizcocho o endulzar un yogur natural.
- Cuando los membrillos estén blandos se le pasa la batidora y listo. Poner en los recipientes y a la nevera cuando enfríen.
Ingredientes:
-
1 Kg
de membrillos
-
Mismo
peso de los membrillos (sin piel ni semillas) en azúcar
-
Zumo
de 1 limón
Preparación:
Lavar
bien los membrillos bajo el chorro de agua fría para quitarles la pelusilla que
tienen.
Pelarlos,
cortarlos en cuartos y quitarles las semillas centrales. Reservarlas junto con
las peladuras y guardarlas en un recipiente en la nevera.
Una
vez limpios los membrillos, pesarlos y echarlos en un bol. Rociarlos con el
zumo de limón.
Añadir
la misma cantidad de azúcar que el peso de la fruta ya limpia. Revolver todo.
Cubrir
el bol con un paño de cocina y dejar macerando la preparación toda la noche.
A
la mañana siguiente veréis que han soltado mucho jugo.
Pasarlos
a una cacerola y ponerla al fuego a temperatura media sin tapar y dejar que se
vaya cociendo durante una hora aproximadamente. Colocar sobre la cacerola un colador donde
habremos puesto las peladuras y semillas que se irán cociendo a la vez que la
fruta y soltando toda su pectina.
Remover
la preparación con una cuchara de palo con frecuencia, vigilando que no se
queme.
La
fruta se irá ablandando, deshaciendo y oscureciéndose y cuando no quede líquido
alguno, ya estará el dulce preparado.
Una forma de saberlo es poner la cuchara de madera de pie y si no se cae es que
ya ha cuajado lo suficiente.
Retirar
el colador con las peladuras y semillas y pasar la fruta por la batidora o el
chino de modo que quede bien fina, sin grumos.
Pasarla
a los recipientes alisando la superficie con la espátula.
Se
puede colocar un trozo de papel vegetal impregnado de algún licor sobre la
superficie y presionar para que se adhiera bien. No es imprescindible.
Meter
a la nevera y listo para consumir.
(También
se pueden preparar sin pelar, quitándoles sólo las semillas y desechándolas. El
resto del proceso es igual, únicamente sin utilizar el colador con las
peladuras).