Que no sea muy partidaria de toda la parafernalia que rodea a la fiesta de Halloween, que hemos copiado de los americanos, aunque no es originaria de ese país y que tan de moda se ha puesto últimamente en el nuestro, no quiere decir que no eche mano de su principal símbolo, la calabaza, para aprovechar su mejor momento y sacar partido de ese rico y sano alimento, lleno de antioxidantes para mantenernos jóvenes y que resulta tan versátil en la cocina, ya que lo mismo vale para un puré que para una tarta, para una sopa o para un bizcocho, hay infinidad de recetas con ella, fáciles, sanas y baratas.
La de hoy es la clásica tarta importada de los americanos, que tanto viven esta fiesta de disfraces adornando las fachadas de sus casas, puertas y ventanas y sus jardines con telarañas, brujas, murciélagos y un sinfín de objetos macabros y, como no, sus famosas calabazas, grandes, pequeñas, altas, bajas, que hasta tienen un concurso anual y creedme que las ganadoras son realmente gigantescas.
Esta tarta, la "pumpkin pie" como le llaman allí, con sus especias, es una de las más famosas de estos días y esta receta se basa en esa tarta original. Yo la he preparado según una receta de Eva Arguiñano.
Se hace enseguida y no requiere de ninguna técnica en especial, la pueden hacer hasta los poco reposteros. Yo le puse 500 gr. de calabaza pero la próxima vez le pondré incluso más porque utilicé un molde grande y me quedó bastante plana, y a mí me gusta un poco más alta pero eso no tiene mucha importancia, digamos que es el mal menor.
Probad a hacerla, que ahora hay calabazas en todos los supermercados y está muy muy rica.
Ingredientes:
Un paquete
de pasta quebrada
500 gr.
de calabaza limpia y sin semillas
2
huevos
80 gr.
de azúcar blanca
60 gr.
de azúcar moreno
Una cucharadita
de nuez moscada rallada
Una cucharadita
de jengibre en polvo
Una cucharadita
de canela
3
clavos
50 ml
de nata líquida
Una pizca
de sal
3
cucharadas de mermelada de albaricoque
Frutas
del bosque variadas para adornar (yo congeladas)
Preparación:
Estirar
en una bandeja de horno la lámina de masa quebrada sobre el papel de hornear
que la envuelve. Colocar un aro (el del molde redondo desmontable vale) sobre la lámina para marcar
bien su circunferencia. Cortar alrededor la masa que sobre y desecharla.
Meter
la bandeja en el horno unos diez minutos a 160º hasta que se tueste un
poco. Sacar del horno y reservar.
Abrir
la calabaza, pelarla y retirar las semillas. Cortarla en trozos pequeños y
ponerla a cocer en una tartera con un chorrito de agua.
Añadir
la nuez moscada, el jengibre, la canela, 40 gr. de azúcar blanca y todo el
azúcar moreno. Dejar que se vaya cociendo todo hasta que la calabaza esté
blanda.
Cuando
esté lista retirar la tartera del fuego y dejar templar. Después retirar los clavos y echar todo el
contenido en el vaso de la batidora.
Añadir
los huevos, el resto del azúcar blanca, la nata y la sal. Batir todo hasta que
esté bien triturado.
Echar
el contenido dentro del aro sobre la base de pasta quebrada.
Hornear
unos 20 ó 30 minutos hasta que al pinchar con una brocheta salga seca o casi
seca. Abrir un poco la puerta del horno para que salga el valor. Al rato, sacar
el molde del horno y dejar que vaya enfriando un poco sin desmoldar.
Mezclar
la mermelada con un chorrito de agua y meter al microondas unos segundos para
que se diluya bien.
Pincelar
toda la superficie de la tarta para darle brillo.
Con
cuidado retirar el aro y pasar la tarta a una rejilla para que acabe de
enfriar.
Cuando
haya enfriado del todo, pasarla al plato y adornar con las frutas del bosque.
Meter
al frigorífico hasta el momento de servir.
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