miércoles, 11 de enero de 2017

Naranjas confitadas









Este año, cuando hice el Roscón de Reyes quise variar la decoración en el sentido de hacerla más casera y para ello utilicé naranjas ecológicas del Tamuxe, sin pesticidas ni productos químicos ni nada de nada, cortadas en rodajas, y con ellas adorné mi roscón.

Otras, las corté por la mitad y sumergí una parte en chocolate negro fundido, dejé que éste se endureciera en la nevera y luego las guardé en un recipiente hermético para tomar de vez en cuando. El chocolate negro se lleva la mar de bien con la naranja.

El resto las congelé, separadas una a una por un trozo de film transparente y así las tengo listas para cuando quiera usarlas para otro roscón, un trenzado o para mezclar en un bizcocho con frutos secos cortadas en trocitos o en un plum cake con otras frutas. Dan mucho juego.

Ya imagino las caras que vais a poner cuando leáis los pormenores del proceso así que, antes de que me pongáis las pegas, ya os las voy a resolver yo, vamos a ver:

1º.-  Es algo que se hace muy de  vez en cuando porque no estamos utilizando este tipo de fruta todos los días ¿no? así que hacéis una buena  cantidad y listo, las tenéis para varios meses.

2º.- El tiempo de horneado, 2 horas: pues es más o menos el mismo que nos lleva hacer un buen asado de carne y no nos tiramos de los pelos cuando lo hacemos.

3º.- Secar las rodajas al aire varias horas: ningún problema, las dejáis tapaditas en la rejilla por la noche y os olvidáis de ellas hasta el día siguiente. Ya está.

Hay un abismo entre la fruta confitada casera y la que compramos en el super. No hay color.



Os cuento como lo hice.


Ingredientes:

-          Dos o tres naranjas ecológicas medianas
-          250 gr de azúcar
-          250 ml de agua

Preparación:

Lavar bien las naranjas bajo el grifo de agua. Si no son ecológicas hay que esmerarse mucho más en su limpieza, frotando la cáscara con un cepillito porque los productos se incrustan en ella al ser rugosa.

Una vez bien limpias y secas, sin pelarlas, se cortan en rodajas. Yo las prefiero no muy gruesas.



Llenar hasta la mitad un cazo o una tartera con agua y ponerlo al fuego. Cuando hierva, bajar el fuego y poner en esa agua las rodajas de naranja y dejarlas cocer unos cinco minutos. Es para eliminar el amargor de la piel.




Seguidamente, sacarlas del cazo con una espumadera, desechar esa agua  y ponerlas en un colador bajo el chorro de agua fría para eliminar los restos que les puedan quedar del agua que hemos tirado.

Poner en otro cazo los 250 ml de agua y los 250 gr de azúcar y revolver con una cuchara para que se vaya disolviendo.


Cuando esté casi disuelto, añadir las rodajas de naranja y dejar que se vayan cociendo en ese almíbar, a temperatura baja, durante una hora y media, aproximadamente, hasta que la parte blanca de la piel de la naranja esté transparente. No manipularlas ni darles la vuelta porque son muy blanditas, sólo remover  el recipiente de vez en cuando, para que se impregnen bien del almíbar.



Mientras tanto, cubrir una bandeja de horno con papel aluminio y sobre ella colocar una rejilla para ir poniendo a escurrir en ella las rodajas cuando estén listas.


Una vez llegado a ese punto se retiran las rodajas del agua, con mucho cuidado ya que ahora estarán muy blandas y se rompen con facilidad, y se van colocando sobre la rejilla para que escurran sobre el papel aluminio. Así luego sólo tendremos que retirarlo sin tener que limpiar la bandeja del pringue del almíbar.




Ahora tenemos dos opciones: o las dejamos secar totalmente en la rejilla, lo cual nos puede llevar varias horas, o las metemos en el horno, a unos 60 grados, unas dos horas, aproximadamente, o hasta que veamos que ya están secas.



Una vez hayan secado ya no estarán pegajosas y se podrán utilizar de inmediato o conservar al vacío,  o en un frasco de cristal en su propio almíbar o congelar. 




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