Cabello de ángel

Por fín le tocó a la calabaza convertirse en cabello de ángel...... 

La pobre ya llevaba un tiempo, junto con otra más, en mi garaje, esperando el momento pero no lo tuve hasta ayer que me puse manos a la obra. Nunca lo había intentado.
El año pasado disfrute de mucha cantidad de este dulce pero me lo había regalado mi suegra. Este año quise aprender a hacerlo yo y con sus instrucciones y mis búsquedas por internet lo conseguí.

Lo probé y estaba muy bueno.

Ingredientes:

-      1 calabaza o melón

-      azúcar (mismo peso que la pulpa cocida y escurrida)

-      zumo de un limón

-      agua

Lo primero es partir la calabaza en trozos. Tiene una corteza muy dura y con el cuchillo es complicado. Lo mejor es tirarla con fuerza directamente al suelo para que rompa y luego terminar de abrirla y hacer los trozos más pequeños con un cuchillo.

Una vez troceada, se mete un una olla grande y se cubre con agua. Se pone a cocer a fuego medio de una hora a una hora y media aproximadamente, dependiendo del tamaño, hasta que se vea que está blandita y se pueda separar la pulpa de la corteza.

Cuando esté lista, se apaga el fuego, se echan los trozos en un colador  y se dejan enfriar.

Cuando ya se puedan manipular, se retiran las semillas y se va raspando con una cuchara cada trozo. Ya se verán bien formados los hilos del cabello.

Una vez sin las semillas, se escurre bien bien apretándolo con una cuchara contra el colador, o se envuelve en un paño fino y se estruja, para que suelte todo el agua.

A continuación se pesa esa cantidad escurrida de pulpa y se le pone la misma cantidad de azúcar. Yo le puse algo menos para que no esté demasiado dulzón (eran 900 gr de pulpa y le puse 700 gr de azúcar).

Se pone todo ello de nuevo en la olla junto con el azúcar y el zumo de un limón para que el azúcar no cristalice y se pone al fuego, a temperatura media, por unos diez minutos.

Se revuelve con una cuchara de madera todo el rato para que se vaya deshaciendo el azúcar y evaporando los restos de agua que le pueda quedar.

Cuando adquiera un tono un poquito más oscuro ya está listo. Se envasa en los tarros de cristal y se esterilizan como cualquier otra conserva, para ello se meten en una olla grande, con agua fría que los cubra del todo y se hierven durante veinte minutos. Cuando  hayan enfriado se sacan, se etiquetan y ya estarán listos para guardar.

Aguantará estupendamente un año o incluso más, aunque a mí no me gusta guardar más de un año las conservas caseras.