Ya está aquí el otoño, tiempo de preparación para el frío del invierno. Tiempo de magostos y de aroma de leña crepitando en la chimenea después de tantos meses de inactividad, tiempo que sugiere sofá y mantita y un te humeante mientras ves una peli o dejar que te vaya venciendo el sueño oyendo caer la lluvia tras los cristales.... Y esos días de sol, de paseos entre árboles que se visten de colores inimaginables: amarillos, rojizos, mostazas, beiges, tiempo de setas y olor a montaña.... ¿quién dijo que el otoño no tiene encanto?
Esos días grises de lluvia, me gusta meterme en la cocina y preparar aquellos dulces que requieren más tiempo: roscones con sus levados correspondientes, mermeladas y confituras, conservas en almíbar, ¡hay tanto que se puede preparar para disfrutarlo más adelante cuando ya no lo tenemos tan a mano!
Una de esas conservas son las castañas en almíbar que hoy os presento. Ví una foto muy sugerente en Pinterest que me llevó al blog "la cocina de frabisa", que tiene unas recetas espectaculares, de ahí la saqué, aunque la preparación la hice un poco a mi manera. Elaboré un almíbar con azúcar blanco, luego con azúcar moreno y finalmente con una mezcla de ambos que fue la que más me gustó. Una cosa sí que tengo que deciros: ya os podéis armar de paciencia, porque pelar las castañas una por una con todo cuidado para que no se rompan lleva mucho tiempo.
Las castañas, una vez hayan reposado en el almíbar (mínimo durante un mes), se pueden tomar tal cual o utilizarlas para adornar tartas o acompañar una carne como guarnición. Cuanto más grandes las podáis conseguir, mejor.
Ingredientes:
-
1 kg
de castañas
-
400
gr de azúcar normal
-
400
gr de azúcar moreno
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400
ml de agua
-
1
palito de canela
Elaboración:
Lavar
bajo el grifo de agua las castañas y, sin pelar, ponerlas a hervir en una olla
con agua fría que las cubra.
Cuando
empiece a hervir, dejarlas así en el agua unos siete u ocho minutos.
Apagar
el fuego y dejar las castañas en el agua caliente.
Ir sacándolas del agua, de
tres en tres, con una espumadera, para poder pelarlas sin que se enfríen porque
cuando más frías están más difícil será quitarles la piel. Cuidado que queman bastante.
Hay
que pelarlas con sumo cuidado porque han de quedar enteras, si se rompen ya no
sirven, se pueden utilizar para otras preparaciones pero no para envasar.
Según
las vamos pelando las vamos reservando en un plato.
Si
se nos enfría el agua de vez en cuando ponemos de nuevo la olla al fuego un par
de minutos para que coja temperatura otra vez y así poder pelar las castañas
con más facilidad.
Cuando
las tengamos todas preparadas las reservamos y preparamos el almíbar echando el
agua con el azúcar y la canela en una olla que pondremos al fuego. Cuando
hierva bajamos la temperatura y la dejamos hirviendo suavemente hasta que
obtengamos un almíbar medianamente denso
(lo que nos llevará unos quince o veinte minutos).
Llenamos
los botes (que previamente habremos esterilizado haciéndolos hervir en
agua durante 15 minutos) con las
castañas y luego les ponemos el almíbar. Cerramos con la tapa y colocamos todos
los botes en una olla grande con agua fría que los cubra y los esterilizamos
dejándolos hervir durante veinte minutos.
Dejamos los botes en la olla hasta que se enfríe el agua y luego los sacamos y almacenamos en sitio seco y alejado de la luz.