El hojaldre es un buen recurso para un momento de apuro o para cuando no hay muchas ganas de estar metida en la cocina. Con un relleno de nata, crema de chocolate o crema pastelera, enseguida habréis preparado un postre para salir del paso. A veces incluso para aprovechar lo que sobra al rellenar una tarta. Un poco de hojaldre y resuelto. Y lo mejor de todo es que siempre gusta, como estos pastelitos que os traigo hoy.
Ingredientes:
Una plancha de hojaldre
300 ml de nata líquida
4 cucharadas de azúcar
Azúcar glass
Preparación:
Abrir la plancha de hojaldre sobre una
superficie enharinada.
Con un utensilio redondo (yo utilicé un
molde de emplatar pequeño) recortar varios círculos de hojaldre.
Con otro utensilio redondo, más pequeño,
(yo utilicé un tapón de botella de agua), recortad el interior de los círculos
que ya tenemos formados, de modo que el hojaldre nos quede como una rosquilla.
Reservar el círculo pequeñito central, que nos servirá de tapa.
Así hemos conseguido tres formas: un
círculo grande, otro de igual tamaño pero hueco en el centro y otro pequeñito.
Se ven bien en la foto.
Pinchamos con un tenedor la superficie del
círculo mayor.
Pintamos
todas las formas con huevo batido y las horneamos a 180º unos diez minutos
Mientras
se hornean montamos la nata añadiendo el azúcar cuando empieza a coger algo de
consistencia y seguimos batiendo hasta que esté bien firme.
Sacamos
los hojaldres del horno y, cuando hayan enfriado, cortamos los círcilos grandes por la mitad y rellenamos la base con la nata.
Podemos hacerlo de tres formas:
-
La
base con tapa del mismo tamaño
-
La
base con tapa en forma de corona
-
La
base con tapa en forma de corona y el círculo pequeño sobre la nata
Espolvoreamos
sobre ellos, con un colador, el azúcar glass.