Vamos pues con la Navidad de este año:
Una de las recetas típicas y de casi todos conocida es la de los roscos de vino, un dulce tradicional que no debe faltar en nuestra mesa en estas fiestas. Son de fácil elaboración y están riquísimos, más todavía si los dejáis reposar uno o dos días.
Tradicionalmente se hacían con manteca de cerdo pero la receta ha ido evolucionando y la manteca fue sustituida por el aceite de oliva virgen extra que es mucho más sano y junto con el vino moscatel les da un sabor delicioso.
Debéis ponerle un buen aceite, yo he utilizado un aceite extremeño, de una cooperativa de Guareña (Badajoz) que es gloria bendita y un vino moscatel de Málaga denominado "Sublime" muy aromático. Eso y las especias (anis estrellado triturado, sésamo tostado y canela) dan como resultado el sabor típico e inigualable de este dulce tan navideño.
Ingredientes:
500 gr de harina normal
220 gr de azúcar
200 gr de aceite de oliva
virgen extra
150 ml de vino dulce
moscatel
1 cucharadita de anís en
grano molido
1 cucharadita de canela
1 cucharadita de sésamo
tostado
1 cucharadita de Royal
Azúcar glass a discreción
Preparación:
Lo
primero será desahumar el aceite, para ello lo ponemos en un cazo al fuego con
unas peladuras de limón hasta que éstas se vayan tostando un poco, en cualquier
caso sin que el aceite llegue a humear. Cuando esté listo lo retiramos del
fuego, y dejamos enfriar.
En
un bol echamos la harina, las especias, la levadura y el azúcar. Mezclamos un
poco y seguidamente añadimos el vino y el aceite.
Seguimos
mezclando todo hasta que los ingredientes se integren bien. Pasamos la mezcla a
la encimera y amasamos con las manos un poco hasta que la masa esté flexible.
Si vemos que necesita un poco más de harina, se la vamos añadiendo.
Cuando
esté lista la estiramos con un rodillo y cuando tengo más o menos un centímetro
de espesor vamos haciendo los roscos con un cortapastas redondo y el agujero
central con un descorazonador de manzanas o, si no tenéis, os puede valer un tapón
pequeño de una botella de agua.
Los
vamos pasando a una bandeja de horno cubierta con papel vegetal.
Los
horneamos a 180º durante unos 20 minutos o hasta que veamos que empiezan a
dorarse.
Cuando
estén listos, los sacamos del horno, dejamos enfriar un poco y en cuanto
podamos manipularlos sin quemarnos los dedos, los rebozaremos generosamente en
azúcar glass por todas partes.
Dejamos
que acaben de enfriar y los guardamos en una caja metálica o un bote hermético donde
se conservarán estupendamente una semana.
Riquísimos
ResponderEliminarQuiero hacerlos este año. A ver qué tal me salen. Ya te diré.
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