miércoles, 15 de junio de 2016

Tarta de stracciatella






Esta bonita tarta es, por ahora, la tarta estrella de este blog, ¿por qué? pues por lo fácil que es, lo atractiva y apetecible que resulta, lo riquísima que está bien fría y porque te comerás hasta las miguitas de la galleta del fondo.

La preparé el otro día por primera vez, después de verla en la web de María Lunarillos y desde que la ví me propuse hacerla.
Tuve algún problemilla con la gelatina, que no tenía la textura adecuada y no quedó bien cuajada, pero aún así estaba de vicio. La hice, con ligeras modificaciones respecto de la receta original, en mi flamante molde desmontable de silicona, de la marca Lekué, de 23 cm, con plato de cerámica, que compré en la tienda on line de María Lunarillos, con el que estoy encantadísima y que estrené con esta tarta.

Los yogures de stracciatella son yogures griegos con trocitos de chocolate y los encontraréis en Froiz, Gadis, Eroski, etc, sin ningún problema.

Esta tarta recuerda bastante al helado de Contessa pero el yogur de stracciatella le da un sabor peculiar. Además podéis ponerle tantas virutas de chocolate como os apetezca.

Os aseguro que si la hacéis una vez, la repetiréis.

Ingredientes:

Para la base:

-          1 paquete de galletas María
-          30 gr de cacao en polvo (yo usé Valor)
-          100 gr de mantequilla

Para la mousse:

-          500 gr de yogur griego stracciatella (4 yogures)
-          500 ml de nata líquida (35% grasa)
-          8 láminas de gelatina o un sobre y 1/3 de otro, si es gelatina neutra en polvo (6 hojas= 1 sobre)
-          100 gr de virutas de chocolate (o más si os apetece)
-          200 gr de azúcar
-          100 ml de leche entera

Para la cobertura:

-          200 gr de chocolate de cobertura (yo usé Valor)
-          200 gr de nata
-          40 gr de mantequilla

Preparación:

Triturar las galletas con el robot o bien metiéndolas dentro de una bolsa de plástico molerlas con un rodillo. 
Añadir el cacao en polvo y la mantequilla fundida y mezclarlo todo bien. Con esta mezcla forrar el fondo de un molde desmontable, alisando bien la superficie. Meter a la nevera para que endurezca un poco.





En un molde normal, recomiendo poner en la base papel de hornear, así será muy fácil despegar luego la tarta una vez terminada para transportarla al plato donde se servirá.

Hidratar las hojas de gelatina en agua fría unos cinco minutos. Entre tanto, calentar la leche en el microondas hasta que hierva. Escurrir las hojas de gelatina y añadirlas una a una a la leche caliente. Revolver bien hasta que se disuelva la gelatina. Reservar hasta que enfríe. Revolver de vez en cuando.

Empezar a montar la nata. En cuanto esté a medio montar añadir el azúcar en forma de lluvia y seguir batiendo unos dos minutos o hasta que empiece a hacer surcos. No es necesario montarla más.

Mezclar los cuatro yogures con la leche ya fría y añadir esta mezcla a la nata suavemente para que no se baje.
Añadir las virutas de chocolate poco a poco y seguir revolviendo con mucho cuidado hasta que se integre todo.
Sacar el molde de la nevera y verter en él la mousse. Alisar la superficie. Tapar con film y meter a la nevera toda la noche o cinco horas mínimo.





Al día siguiente preparar la cobertura, para ello calentar la nata en un cazo y cuando esté a punto de hervir introducir en ella el chocolate troceado. Revolver despacio para que vaya deshaciéndose y cuando se haya disuelto, agregar la mantequilla ablandada en el microondas, para darle brillo al chocolate.




Verter la mezcla sobre la mousse que ya estará cuajada, con la precaución de hacerlo sobre una cuchara o espátula para frenar la caída del chocolate caliente. Alisar la superficie simplemente moviendo el molde y meter a la nevera unas dos o tres horas hasta que cuaje del todo.

Pasar  una espátula o un cuchillo de punta redonda alrededor de molde para separar el chocolate de éste. Desmontar el aro del molde y servir la tarta en el mismo plato de cerámica adornada con virutas de chocolate y unas cuantas cerezas.







Con el molde de Lékué no hace falta nada más, al abrir el aro de silicona se separa sólo de la tarta y queda perfecta. Y como se sirve en el plato de cerámica ya no hay que hacer nada más.





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